martes, 1 de noviembre de 2016

Mi primer —y único— Revolver

A comienzo del pasado mes de agosto, el día 5, se cumplieron cincuenta años desde que se lanzó al mercado, en el Reino Unido, el séptimo álbum de la corta, fructífera y exitosa trayectoria de The Beatles; me refiero al long play "Revolver", que junto a su antecesor —"Rubber Soul", de 1965— son los trabajos que considero de transición del grupo británico. Originalmente con etiqueta Parlophone (el pequeño sello filial de EMI que tuvo el buen criterio de ficharlos desde sus inicios), estos dos álbumes son el puente por el cual transitan estos cuatro avezados músicos, obviamente llevados de la mano por su legendario y genial productor, el arreglador e ingeniero de sonido George Martin, para así cruzarlo, llegar al otro lado y a punta de talento, trabajo y experimentaciones convertirse en la más importante leyenda de la música popular del siglo XX.

Antes de atravesar el puente está la etapa "yeah, yeah" con canciones 'oreja', pegajosas, con temática 'te amo, te odio'; música bailable, con algunos covers de compositores gringos, los de la cuna del rock'n'roll, lo que hoy es etiquetado como rockabilly, en que salvo uno que otro tema ya adelantan lo que se viene más tarde; una vez cruzado este particular período The Beatles entran de lleno en su etapa más evolucionada musicalmente, la época psicodélica, que va de la mano con el consumo de estimulantes y alucinógenos más potentes que las anfetaminas, que conocían de hace rato, y la marihuana que comenzaron a fumar desde hace un par de años (y que según cuenta la leyenda se las presenta su amigo Bob Dylan en una de las primeras giras a EE.UU.), este tiempo final que se avecina es tremendamente creativo y también lleno de disputas y peleas entre sus respectivos y grandes egos.


Cuando este álbum se publica —luego va saliendo a la venta en casi todo el planeta— la 'beatlemanía' está en su apogeo y yo era apenas un niño con grandes orejas, entonces mis padres le regalaron para la Navidad este disco a una de mis hermanas que se llamaba Eleanor, igual que el personaje de la canción "Eleanor Rigby", esto fue muy significativo para ella, pero no así para su entorno de amistades y compañeras de estudios, ya que nunca la nombraron como "Eleanor" sino que por su apodo familiar "Nona", porque en realidad nunca nadie le dijo su nombre correctamente y sólo eventualmente le decían Leonor, Eleonor o Eleonora y nadie le 'achuntaba' con esta variable del idioma inglés. Dije que mi querida hermana se llamaba así porque ella, lamentablemente, murió el año 2002.

Pasadas las fiestas de fin de año y después de que el disco lo hayan puesto para bailar algunos temas, fue quedando por ahí rezagado, entre medio del lote de long plays que había en mi casa, pasado algún tiempo yo lo redescubrí y es ahí cuando lo ponía y lo escuchaba solito; Revolver es por tanto, el primer álbum de The Beatles que yo aprendí a escuchar y disfrutar completo.

En realidad ese "Revolver" no ha sido el único que he tenido, tiempo después el disco ya estaba muy 'carreteado' y entonces lo renové por otro vinilo igual, de factura nacional; años después accedí a una copia en CD y finalmente, mucho tiempo después, me lo bajé de internet en formato mp3 de 320 bytes. Por tanto, en honor a la verdad, he tenido varios "Revolver", pero el espíritu y la esencia siempre ha sido sólo una, por eso afirmo que este "Revolver" es el único, porque de los otros 'revólveres' nunca he tenido, ya que me declaro en esencia pacifista y, definitivamente, tremendamente antimilitarista.

Otro aspecto que también llamaba mi atención de este álbum era su carátula, este hermoso collage en blanco y negro con pequeñas fotografías y dibujos de los músicos, sobrepuestos unos sobre otros, y los dibujos de los retratos de ellos cuatro como elementos principales, yo lo miraba mucho y me fijaba que ese trabajo estaba firmado por un tal Klaus Voormann; años después me vine a enterar quién era este personaje y que vínculos tenía con la banda británica. La historia se remonta a la pre-historia de The Beatles, cuando John, Paul, George, Pete y Stuart viajan a Hamburgo a probar suerte como músicos en los boliches del puerto germano, ahí tocaban para entretener a una muy variada audiencia, en que además de marineros borrachos también se sumaban jóvenes estudiantes universitarios, lo que vendría siendo un equivalente de lo que también suele ocurrir en nuestro criollo Valparaíso, en que en los bares y pubs porteños también se entremezclan marineros provenientes de diversas latitudes y trabajadores portuarios con jóvenes de la 'fauna' universitaria local.


Pues bien, en alguno de estos boliches de Hamburgo, concretamente en el "Kaiserkeller", se hacía presente un grupo de estudiantes y, entre ellos, la pareja de 'pololos' formada por Astrid Kirchherr (si no es por una 'h' en lugar de una 'n' sería pariente del 'Tuerto') y Klaus Voormann, ambos estudiantes de arte e incipientes fotógrafos, provenientes de familias de clase media acomodada en la post-guerra de la Alemania occidental; es ahí donde y cuando Astrid y Klaus (ella oriunda de Hamburgo y él de Berlín) conocen a estos también jóvenes músicos británicos, se hacen amigos y algo más, ya que Astrid se fascina con el bajista del grupo y él, Stuart Sutcliffe, le corresponde, entonces Astrid y Klaus terminan su relación (al parecer, sólo al parecer, estos jóvenes alemanes eran bastantes evolucionados y desprejuiciados ya que no hay ningún antecedente que demuestre lo contrario) y ella se compromete con el también estudiante de arte y miembro de The Silver Beatles, así todos se siguen relacionando sin ningún problema.

En esta parte de la historia nace el mito de la creación del peinado 'beatle' por parte de la señorita Kirchherr, ella lo ha desmentido más de una vez diciendo que fueron estupideces creadas por la prensa y sólo ha admitido que le cortaba y acomodaba el pelo a su pololo inglés como ya lo usaban muchos jóvenes de su círculo de amistades en esa época, estética de alguna manera heredada de incipientes seguidores de un tal Jean Paul Sartre, es decir, eran estudiantes e intelectuales que se sumaban a la corriente filosófica en boga de aquella época, el existencialismo. Pero no estoy afirmando que The Beatles en su comienzos fuesen existencialistas, sino que simplemente sólo se relacionaron con estos jóvenes alemanes, aunque algo asimilaron...

Lo que luego lamentablemente ocurre es que a Stuart Sutcliffe se le diagnostica un tumor cerebral y aunque había consolidado su relación con la joven alemana y pensaban casarse, él muere producto del mal que le aqueja. La historia que sigue de la banda es ampliamente conocida, The Beatles quedan definitivamente reducidos a cuarteto, posteriormente cambian a su batero, ya que despiden a Pete Best e invitan a Ringo Starr para que ocupe su lugar; sin embargo estos amigos de Hamburgo siguen formando parte de su entorno de amistades, Astrid y Klaus no retoman su relación pero sí les hacen muchas fotos al cuarteto de Liverpool, antes y después de su gran y explosiva fama.

Pasan unos pocos años y Klaus es llamado para realizar la carátula del álbum "Revolver", este se convierte en todo un éxito, tanto sus canciones —con algunas joyitas que ya señalaré— como su 'ilustración de tapa', tanto así que este trabajo de Voormann es reconocido con un premio Grammy. Transcurren unos cuantos años más y en 1970, con The Beatles ya separados, John Lennon arma un nuevo grupo para grabar su primer álbum solista, nace así la Plastic Ono Band, en que Klaus es convocado esta vez como músico, para que se haga cargo del bajo, los otros integrantes fueron Ringo Starr y Yoko Ono y eventualmente el productor Phil Spector en el piano; así registran el disco homónimo y al año siguiente John Lennon & The Plastic Ono Band vuelven a entrar al estudio para realizar su segundo álbum, "Imagine".

Tal vez la faceta musical de Klaus Vorrmann sea la menos conocida, al menos masivamente, en relación a sus oficios de artista plástico y fotógrafo, pero él ha se dedicado a estas disciplinas toda su vida. Desde 1966 a 1969 fue el bajista del promisorio e interesante grupo Manfred Mann, en 1971 participa en el legendario evento organizado por George Harrison, The Concert for Bagladesh, que marcó un hito en la historia de la música popular y de los conciertos  a beneficio, por ser el primero; también tocó el bajo en algunos álbumes de Harrison, comenzando por el triple "All Things Must Pass", de 1970, —que considero su obra maestra— en que comparte la función con el músico de sesión Carl Radle, y continuando con "Living in the Material World", de 1973, y también en alguno de Ringo Starr; participó también en la grabación de discos de otros conocidos músicos, como Lou Reed, James Taylor, Carly Simon (esposa de Taylor en alguna época) y varios más. Ha realizado portadas de discos para diversos artistas, incluyendo también el álbum triple "The Beatles Anthology" y además se suma al homenaje a Harrison a un año de su muerte, el "Concert for George", en noviembre de 2002.


Mientras The Beatles hacían esto, Violeta Parra, The Beach Boys y Víctor jara, hacían esto otro, he aquí algunos ejemplos y detalladas referencias, ya que 1966 marca muchos hitos dentro del panorama de la música popular en todo el mundo, comenzando con nuestra Violeta que graba el long play "Las últimas composiciones de Violeta Parra" para el sello RCA Víctor (todos sus anteriores trabajos fueron con etiqueta EMI-Odeón), ella misma le puso así a su disco, porque sabía que iba a ser el último, ella venía madurando desde hace un tiempo la triste determinación de suicidarse y finalmente lo concreta el 5 de febrero del año siguiente, a sus 49 años de edad. Colaboran con ella en este álbum sus hijos Isabel y Ángel y su amigo uruguayo Alberto Zapicán, con quién canta a duo algunas de estas canciones; las inmortales "Gracias a la vida", "Run-Run se fue pa'l norte", "Volver a los 17" y "Mazúrquica modérnica" están en este trabajo, además de una de mis preferidas de la Viola, "Cantores que reflexionan", y también incluye las cuecas "De cuerpo entero" y "La cueca de los poetas".

Aunque por estos lares nunca fueron muy divulgados, y por ende ni muy conocidos, sin duda que The Beach Boys se inscriben definitivamente en la historia de la música popular con su álbum conceptual "Pet Sounds", que comienzan a grabar el año anterior y lo terminan en este mágico 1966. Este trabajo, si bien es cierto no es un éxito de ventas, se transforma en un referente obligado de sus pares contemporáneos, incluyendo a los mismísimos protagonistas de este texto, que luego reconocen influencias de estas sonoridades para futuras canciones; considero composiciones destacadas de "Pet Sounds" los temas "Wouldn't It Be Nice" y "God Only Knows". Estos muchachos californianos encabezados por Brian Wilson, más sus dos hermanos, más un primo y más un amigo, marcan un hito dentro de la escena pop-rock de los '60 por sus logrados y originales arreglos vocales; aunque la canción de The Beach Boys que siempre más me ha gustado es "Good vibrations", una verdadera joya, que aparece en su siguiente álbum "Smiley Smile", de 1967, cuando Brian ya había dejado el escenario pero no el grupo.

También el '66 es el año en que Víctor Jara graba su primer álbum solista, lo hace para el modesto sello Demon, de propiedad del cuestionado —post golpe— productor Camilo Fernández, el disco se llamó simplemente "Víctor Jara" y en él están incluidas algunas de sus más hermosas y emblemáticas composiciones, entre ellas "El arado", "El cigarrito", "Deja la vida volar" y "Paloma quiero contarte", y entre las de autor anónimo incluye "Ojitos verdes", "La cocinerita" y "Ja jai", que son canciones de la tradición altiplánica. Aquí también están insertas excelentes canciones autobiográficas y que relatan la crudeza y carencias de su infancia: "La luna siempre es muy linda", "¿Qué saco rogar al cielo?" y "No puedes volver atrás".

Como ya señalé al comienzo, "Revolver" es el séptimo álbum de la discografía oficial de The Beatles, contiene catorce canciones, once de ellas firmadas por Lennon-McCartney y excepcionalmente tres de Harrison; las de 'autoría' de la dupla es sólo una formalidad, ya está claro a esta altura que eran compuestas individualmente por cada uno de ellos, aunque igual había algunas pequeñas colaboraciones. Con respecto a las de George, sus amigos lo dejan por primera vez incluir en un álbum tres de sus composiciones. Pero hay que señalar un detalle no menor, a estas catorce canciones se deben agregar dos más, ya que en las mismas sesiones de este séptimo álbum también se graban "Paperback writer" y "Rain", que finalmente son excluidas del long play y se editan como single, también el '66. Ya me referí a esto en un texto anterior —Recomendaciones lluviosamente imprescindibles— y por tanto, creo, las canciones a considerar en "Revolver" son dieciséis.


Quiero destacar las canciones que más me gustan de este álbum, o que considero las mejores, que como toda apreciación de esta índole, es tremendamente subjetiva. Las reviso por autor: de John me quedo con "I'm Only Sleeping" y esa tremenda volada experimental que es "Tomorrow Never Knows". De Paul destaco "Eleanor Rigby", tal vez la mejor y más trascendente de todo el disco, también la hermosa balada "Here, There And Everywhere" y la fuerza de "Good Day Sunshine" y "Got To Get You Into My Life". Y de George me gustan "Love You To", con esa interesante introducción en el sitar, y el 'cobrador de impuestos', es decir, "Taxman". En esta ocasión me cargo más a Paul, creo que este es un álbum más McCartney, también hay que recordar que cuando salió "Revolver" el éxito inmediato estuvo a cargo de "Yellow Submarine" —también de McCartney—, contribuyendo a ello la voz de Ringo Starr.

Para complementar mis divagaciones y evocaciones pseudo-estéticas voy a recomendar un estupendo artículo de alguien que de verdad sabe y del que citaré un extracto; cuando a comienzo de este 2016 muere George Martin, mi amigo músico, el compositor y profesor Sergio Cornejo —más conocido simplemente como 'Conejo' y que se hace festejar su cumpleaños dos veces por año— me recomienda el artículo "El hombre al que el término 'productor' le quedaba chico", aparecido en el medio argentino Página 12 escrito por un lúcido Diego Fisherman que dice:

"Hay momentos en la carrera de The Beatles en que Martin reemplaza al grupo y pone en escena de manera cristalina la naturaleza del proyecto que los cinco van plasmando poco a poco. ...En "Eleanor Rigby" la operación es más radical. Inspirado por la música que Bernard Herrmann había compuesto para el film "Farenheit 451", de François Truffaut —y basado en una novela de Ray Bradbury—, Martin compone un extraordinario tejido contrapuntístico para un doble cuarteto de cuerdas, en que la riqueza melódica y los intercambios de papeles entre las voces coexisten con una función casi percusiva, con el octeto tomando casi el valor del rasguido en una guitarra, con el trasfondo de un ostinato de melancólico dramatismo. Y eso es todo. Allí se agregan las voces y, por vez primera, no sólo un grupo pop suena sin grupo pop en absoluto (ni guitarras, ni bajo ni batería, lo que se repetirá en "She’s Leaving Home") sino que, también, se inaugura una forma de composición en que el estudio de grabación se convierte en material en sí mismo."

El link donde se puede leer este certero artículo completo es:

Milton Bustos G.
Santiago, agosto-octubre de 2016

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